sábado, 14 de marzo de 2009

El placer de los cumplidos


Esta es una actividad típica de comprensión de lectura sobre una colaboración en un periódico. En ella proponemos dos tareas que suponen dos tipos de lectura y de respuesta. La primera consiste en una serie de preguntas abiertas, en las que además de la comprensión global del texto se pide cierto trabajo con el léxico, un esfuerzo en cuanto a la expresión escrita y la aportación de opiniones personales, así como el descubrimiento de ideas implícitas, sugerencias e intención comunicativa. La segunda tarea persigue una lectura tanto global como en detalle en la que los alumnos puedan demostrar el nivel de su capacidad lectora. Ninguna de las dos tareas es sencilla, porque el texto es largo y reviste cierta complejidad. Al final se aportan soluciones para la segunda tarea, para permitir la autoevaluación.

El placer de los cumplidos

El elogio transmite un mensaje de consideración hacia el destinatario y es una fórmula eficaz para mantener unas buenas relaciones

JOSÉ MARÍA ROMERA

A todos nos gusta que de vez en cuando alguien nos regale los oídos con una palabra elogiosa, una señal de agradecimiento o un mensaje de ánimo, y si son sinceros, mejor todavía. Un simple cumplido abre más puertas que mil argumentos, y además resulta económico porque no exige otro esfuerzo que una buena disposición del ánimo y cierto dominio de las habilidades sociales básicas. Más allá de la mera fórmula de cortesía, el elogio transmite un mensaje de consideración hacia su destinatario: a través de él le hacemos saber que nos importa y que sus méritos y virtudes no nos pasan inadvertidos.
El cumplido es una de las más eficaces fórmulas para la buena relación humana. Alienta a quien lo recibe y honra a quien lo hace. Contribuye a reforzar la autoestima cuando no estamos seguros de haber actuado bien y alguien con una expresión de aprobación nos saca de dudas. Asimismo anima a seguir una línea de comportamiento y a cultivar nuestras cualidades o virtudes. Junto con la sana crítica, constituye un buen recurso en la formación de la asertividad, que es la capacidad para expresar adecuadamente nuestro acuerdo o desacuerdo con la realidad y con los otros.
Sin embargo, tendemos a hacer pocos cumplidos y esto no es algo que les ocurra solo a las personas ariscas. Por diversas razones, tales como el retraimiento, la torpeza o el descuido, desaprovechamos las ocasiones que se nos presentan para agradar a los demás. En el entorno cercano -con nuestra pareja, amigos o familiares- damos por hecho que los cumplidos son innecesarios «porque ellos ya saben» cuánto los apreciamos. Estas son las trampas del exceso de confianza: nos hace creer que el roce dispensa de interesarse por la satisfacción ajena. Las razones que nos retraen a la hora de elogiar a los más lejanos o los desconocidos son diferentes; entre ellas destacan la cautela para evitar malentendidos -es embarazoso, por ejemplo, que una palabra de elogio pueda ser interpretada como un guiño de aproximación sexual-, la preocupación de que nos tomen por aduladores o falsos, el temor a caer en la zalamería o el ridículo.
Miedo a expresarse
Entretanto, la vida pasa por delante de nuestras narices llevándose consigo esos pequeños momentos de satisfacción donde podríamos habernos sentido mejor diciendo a alguien lo que nos gusta de él, alabándole un acierto o mostrándole una sonrisa agradecida. ¿Será que los desperdiciamos porque son gratis? ¿O acaso porque nos disminuyen? Pocos miedos hay peores que los que frenan la expresión de las emociones, y este es uno de ellos.
Todavía más difícil que hacer cumplidos es aceptar los que recibimos de otros. Uno de los errores más extendidos en los manuales de cortesía es ese consejo de falsa humildad según el cual hay que minimizar el motivo que ha dado pie a un elogio o a la señal de afecto. Evidentemente, no es de buen gusto pavonearse como respuesta al halago; pero rechazarlo por sistema es una forma de soberbia que lleva además consigo cierto menosprecio hacia quien lo ha dado.
Si alguien nos felicita por un trabajo que considera bien hecho, tan inadecuada resulta una respuesta del tipo «me lo merezco» -reacción arrogante- como las de «¿bah, no tiene ningún mérito!», «me ha resultado facilísimo» o «está peor de lo que parece, no me he quedado satisfecho» -infravaloración-. El término medio puede proporcionarlo un «gracias, eres muy amable, me alegro de que te haya gustado» (mediante el cual admitimos el fundamento del cumplido al tiempo que devolvemos a nuestro interlocutor una afirmación emotiva) o un «sí, estoy contento de cómo me ha salido» (que, sin llegar a la vanagloria, explicita la conciencia de haberlo hecho bien).
Con la medida justa
Algunos creen que la indiferencia ante los elogios o su rechazo es un signo de madurez. Estas personas guardan en su memoria la imagen frágil del niño que necesitaba la carantoña y la aprobación ajena y se niegan a exteriorizar su satisfacción para no mostrarse pueriles y dependientes. Hay que hacer una diferencia entre estar condicionado por las valoraciones de los otros y admitir los elogios como signos de asentimiento o acierto, pues entre las dos actitudes va un largo trecho. El toque está en actuar con la medida justa, sin ufanarse ni avergonzarse, sin depender de los demás pero saboreando el placer de verse valorado, distinguiendo lo auténtico de lo falso y correspondiendo con amabilidad.
Aceptar un cumplido sincero siempre es un buen estímulo para la autoestima, pero además transmite al otro una forma de reconocimiento: le hacemos ver que nos importa su opinión, que damos valor a lo que dice, que nos sentimos cercanos a él y disfrutamos secretamente de un placer compartido. Siempre que los cumplidos no se conviertan en un almibarado intercambio de flores pegajosas, tanto quienes los dan como quienes los reciben se sienten mejor consigo mismos y establecen corrientes de comunicación emotiva beneficiosas para ambos.

El Norte de Castilla, viernes 10 de marzo de 2006
TAREA 1: PREGUNTAS ABIERTAS SOBRE EL TEXTO

1 ¿Qué es un “cumplido”?
2 ¿Qué significa “regalar los oídos”?
3 ¿Qué es una persona “arisca”?
4 Enumera algunas maneras de aumentar la autoestima que no estén en el texto.
5 Define “formación de la asertividad”.
6 Explica con sus palabras el significado de “retraerse de hacer algo”.
7 ¿Conoces alguna otra expresión que signifique “hacer cumplidos”?
8 ¿Qué expresión se utiliza para calificar la actitud insincera de quien dice no merecer un cumplido?
9 ¿Qué significa “pavonearse”?
10 Define brevemente “carantoña” y “pueril”.
11 Explica con tus palabras “un almibarado intercambio de flores pegajosas”?
12 Resume la conclusión del texto.
13 ¿Te gusta hacer o que te hagan cumplidos? ¿No crees que muchas veces bajo los cumplidos escondemos sentimientos de compasión o inclinaciones hipócritas?


B) MARCA LAS SEIS IDEAS QUE MEJOR SE AJUSTEN A LO QUE DICE EL TEXTO, SEGÚN EL EJEMPLO.

0) A todo el mundo le gustan los cumplidos. 0

1) Los cumplidos entran en el ámbito de la dimensión social del hombre.

2) Al oír un cumplido pensamos que quieren conseguir algo de nosotros.

3) Quien sabe hacer cumplidos demuestra que también los merece.

4) Los cumplidos pueden encubrir críticas constructivas.

5) Las personas agresivas, tímidas o descuidadas no hacen cumplidos.

6) Nos parece innecesario expresar admiración hacia los seres cercanos.

7) Los cumplidos a desconocidos no siempre son bien comprendidos.

8) Hacemos pocos cumplidos porque no somos agradecidos.

9) La educación no nos enseña a reaccionar ante los elogios.

10) No aceptar un cumplido es descortés para con quien lo ha hecho.

11) Las personas soberbias tienden a rechazar los cumplidos.

12) La gente que acepta cumplidos sin más es fácilmente influenciable.



RESPUESTAS A LA TAREA 2

Aparecen: 1 párrafo 1
3 párrafo 2
6 párrafo 3
7 párrafo 3
9 párrafo 5
10 párrafo 5 y 6

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